Soy
la hija de Doris Wells. Cuando era chiquita decir eso me molestaba, me ponía
rojita de rabia si me presentaban así.
Hoy soy una mujer orgullosa de ser su hija y por eso quería decirlo a
pleno pulmón en este espacio.
Mis recuerdos son sencillos y
pocos porque falleció muy pronto, cuando mis hermanos y yo aún éramos pequeños
para una vida tan grande. No es fácil hablar de la estrella de las artes escénicas
que marcó pauta en la vida cultural de Venezuela, es más fácil hablar de mi
mamá, la mujer con más determinación que he conocido nunca, la mujer que me
abrió las puertas de todo!
Me contagió su gustos: por la
lectura, por la escritura, por contemplar la playa, por el chinchorro, la
siesta, el mamón, el níspero y los huevitos tibios.
Me contagió su amor por el bien
común y fue la más feliz cuando vio mi nombre en las listas de la UCV, me acompañó el primer
día a la escuela de estudios políticos, oculta entre gafas y pañuelos. Me llevó de la mano a formar el partido
político Nueva República y también fue quien llamó por una cita con el P.
Arturo Sosa cuando le dije que quería hacer lo que él hacía…
Mi mamá me marcó el camino a través
del profundo amor por su país, por su gente. Su vida fue un ejemplo de
excelencia, un referente de que las cosas podían ser mejor.
Hoy repito como un mantra… mi mamá…va conmigo a todas partes y sola nunca me deja…
San Bernardino, Caracas, 1973 |
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